Hiperqueratosis o durezas en los pies


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Durezas en los pies o hiperqueratosis: qué son y cómo actuar

Las durezas en los pies, también conocidas como hiperqueratosis, son una afección común que afecta a muchas personas. Saber cómo tratar durezas en los pies es fundamental para prevenir complicaciones y mantener una buena salud podológica. Aunque sean un problema habitual, no por ello debemos restarle importancia. Pero cuando estas lesiones aparecen en los pies nos están indicando que algo no va bien.

¿Qué son las durezas en los pies?

Las durezas en los pies, también conocidas como hiperqueratosis, son un engrosamiento de la piel que ocurre como respuesta a la presión o fricción repetida. Aunque son un mecanismo de defensa natural del cuerpo, su aparición puede convertirse en una molestia significativa si no se trata adecuadamente. Este engrosamiento cutáneo ocurre porque el cuerpo genera una capa adicional de células para proteger la piel subyacente de un daño mayor, resultando en una zona endurecida y áspera que puede variar en tamaño y forma dependiendo de la causa subyacente.

Las durezas son un engrosamiento de la capa más superficial de la piel del pie a causa de un aumento de células muertas y descamadas. Son un mecanismo de protección de la piel del pie ante la presión o roce continuado. Cuando esta lesión crece hacia capas más profundas de la piel y tiene los bordes más definidos recibirá el nombre de heloma plantar.

Por qué aparecen las durezas en los pies. Causas

Suelen aparecer como respuesta del cuerpo a la fricción o presión excesiva sobre la piel. Aunque factores como el uso de calzado inadecuado son determinantes, existen otras causas que contribuyen a la formación de las durezas en los pies.

Las durezas en los pies pueden surgir por múltiples razones, siendo la presión y la fricción las más comunes. El uso de calzado inadecuado, como zapatos demasiado ajustados o con tacones altos, es una de las principales causas. Estos tipos de calzado no distribuyen el peso del cuerpo de manera uniforme, lo que provoca puntos de presión excesiva y, como resultado, la formación de durezas. Además, caminar descalzo en superficies rugosas, la postura incorrecta al caminar, y actividades físicas de alto impacto, como correr, también pueden contribuir a su desarrollo.

Factores como el sobrepeso, deformidades en los pies (como el pie plano o el pie cavo), y condiciones de la piel como la psoriasis o la sequedad extrema también aumentan el riesgo de desarrollar durezas. En algunos casos, enfermedades como la diabetes, que afecta la circulación sanguínea y la sensibilidad de la piel, pueden agravar la situación, haciendo que las durezas se formen más rápidamente y sean más difíciles de tratar.

Síntomas para detectar que tengo durezas en los pies

Los síntomas más comunes de las durezas son:

· Piel endurecida sin bordes definidos.
· Color amarillento (por el cúmulo de queratina).
· Textura áspera al tacto.
· Sequedad.
· Generalmente no provocan dolor o molestia.

Identificar la presencia de durezas en los pies es relativamente sencillo. Los síntomas más comunes incluyen la aparición de áreas de piel engrosada, endurecida y decolorada, usualmente de color amarillento. Estas zonas suelen tener una textura áspera y seca, y aunque no siempre son dolorosas, pueden causar molestias al caminar o al estar de pie durante períodos prolongados.

En algunos casos, las durezas pueden generar una sensación de ardor o escozor, y si no se tratan, pueden llegar a agrietarse, lo que podría derivar en dolor intenso o incluso en infecciones. En particular, las durezas que aparecen en el talón son propensas a desarrollar grietas dolorosas si no se hidratan adecuadamente​.

En qué zonas del pie suelen aparecer las durezas

Las durezas pueden aparecer en varias zonas del pie, dependiendo de la causa que las origine. Las áreas más comunes incluyen:

· Planta del pie: Es habitual que se desarrollen en la planta del pie, especialmente en el talón y la parte delantera, donde se soporta la mayor parte del peso corporal.

· Dedos del pie: Los dedos, particularmente los que están más expuestos a fricción por calzado ajustado, también son propensos a desarrollar durezas.

· Entre los dedos: A veces, las durezas se forman entre los dedos, conocidas como helomas interdigitales u «ojos de gallo», que suelen ser más blandas debido a la humedad en esta zona.

· Dorso de los dedos: Las durezas dorsales aparecen en la parte superior de los dedos, comúnmente debido a la fricción constante con el calzado, especialmente si hay deformidades como el dedo en martillo.

Causas por las que se originan las durezas en el pie

La causa principal de la formación de durezas es la presión o fricción continua en una zona específica del pie. Algunas de las causas más comunes incluyen:

· Mala pisada: Muchas veces las durezas aparecen en los mismos sitios. El motivo es una incorrecta forma de pisar. No apoyamos y repartimos bien la carga y la presión sobre el pie, por ello hay zonas que siempre se ven afectadas. Por lo tanto, un estudio biomecánico de la pisada será fundamental para corregirlo.

· Calzado inadecuado: Usar zapatos que no se ajustan bien al pie, que son demasiado apretados o tienen suelas rígidas, puede causar fricción y presión excesiva, lo que lleva a la formación de durezas.

· Deformidades del pie: Condiciones como juanetes, dedos en martillo, o prominencias óseas aumentan las áreas de fricción y, por lo tanto, el riesgo de desarrollar durezas. Si el paciente tiene una deformidad en el pie, como son los juanetes o dedos en garra, martillo o mazo, también será propenso a poder sufrirlas, ya que producen más presión entre la piel y el calzado. Las durezas también pueden aparecer debido a tratamientos de síntomas de cáncer en el pie, que afecten al estado y la salud de la piel de forma general.

· Postura incorrecta: Una forma de caminar incorrecta o un mal apoyo del pie puede generar puntos de presión anormales, lo que facilita la aparición de durezas.

· Actividad física intensa: Deportes de alto impacto, como correr, o actividades laborales que requieren estar de pie por largos periodos también contribuyen a la aparición de estas lesiones.

· Calcetines: Si no usamos esta prenda cuando nos calzamos, la piel del pie rozará directamente con el material rígido del calzado, provocando así las durezas. Los calcetines mal colocados o arrugados también pueden potenciar su aparición.

· Deshidratación del pie: La deshidratación del pie es un factor que también ayuda a la presencia de hiperqueratosis. Es muy frecuente sobre todo en la zona de los talones.


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Consecuencias de no tratar las durezas de tu pie

Aunque las durezas en los pies pueden parecer inofensivas al principio, ignorarlas puede llevar a complicaciones serias. Si no se tratan, las durezas pueden volverse más gruesas y dolorosas, dificultando la capacidad de caminar o realizar actividades cotidianas. En casos severos, estas áreas endurecidas pueden agrietarse, lo que no solo es doloroso, sino que también aumenta el riesgo de infecciones, especialmente en personas con problemas de circulación o diabetes.

Las durezas también pueden ser un síntoma de problemas biomecánicos más graves, como una mala alineación del pie o del cuerpo, que si no se corrigen, pueden provocar lesiones más serias en otras partes del cuerpo, como las rodillas, caderas o la columna.

Como eliminar las durezas de los pies. Tratamiento

El tratamiento de las durezas en los pies debe enfocarse en eliminar la causa subyacente de la presión o fricción. Es importante destacar que hay patologías que pueden confundirse con las durezas. Por ejemplo, si tratamos en casa una verruga plantar como si fuera una dureza, podemos empeorar la situación y propagar la infección, ya que son dos patologías de diferente tratamiento. Aunque mucha gente piense lo contrario, el tratamiento para la eliminación de los durezas es indoloro para el paciente

Aquí te damos una guía paso a paso:

· Suavizar la zona afectada: Sumergir los pies en agua tibia con jabón o sales de Epsom ayuda a suavizar la dureza. Usar cremas exfoliantes o productos que contengan ácido salicílico también puede ser útil para disolver la piel engrosada.

· Quiropodia. Eliminar la dureza: Una vez que la piel esté suavizada, puedes usar una piedra pómez o una lima para pies para eliminar suavemente la piel muerta. Es importante no eliminar demasiada piel de una sola vez, ya que esto puede causar sangrado e infección. Este tratamiento podológico es el más frecuente para solucionar las durezas. A través de la deslaminación se podrá eliminar la acumulación de células muertas en la piel del pie.

· Hidratación: Mantén la piel hidratada después de eliminar las durezas usando cremas hidratantes. Esto ayudará a mantener la piel suave y reducirá el riesgo de que las durezas reaparezcan.

· Estudio biomecánico de la pisada: Con un completo estudio biomecánico de la pisada, y gracias a la plataforma de presiones, se podrán conocer los puntos de mayor presión al caminar y, con unas plantillas personalizadas, reequilibrar las presiones y poder descargar esos puntos de máxima presión del pie para evitar que aparezcan las hiperqueratosis plantares a corto y largo plazo.

· Prevención: Evita el uso de calzado que provoque fricción o presión excesiva. También es recomendable realizar un estudio biomecánico del pie para identificar posibles problemas en la pisada que puedan estar contribuyendo a la formación de durezas

Cómo prevenir las durezas en los pies

Acudir regularmente al podólogo es fundamental para evitar esta lesión. Es aconsejable comprar un zapato que tenga unas determinadas características para evitar que perjudique a nuestro pie y provoque durezas. Las más importantes son:

· Amplio de horma para prevenir la presión en los dedos.
· Aporte estabilidad y con contrafuertes rígidos para sujetar bien el pie, además de evitar las suelas finas.
· Fabricados con materiales de calidad y con tejidos transpirables.
· Evitar el uso de tacones (no más de 3-4 centímetros).
· No utilizar siempre el mismo zapato, alternar usando diferentes tipos para que la fricción no se produzca en las mismas zonas.

Utilizar la piedra pómez para exfoliar las pieles muertas ayudará a prevenir la aparición de durezas. Es importante hacerlo de forma superficial. Sin embargo, no es un tratamiento ni una solución definitiva, por lo que ante cualquier lesión o irritación acudir al podólogo.

Por lo tanto, lavar los pies y, sobre todo, secarlos en profundidad, es un hábito diario que hay cumplir en nuestra rutina de higiene. Una correcta hidratación del pie ayudará a frenar la presencia de estas lesiones. La crema hidratante es perfecta para usar a diario y muy efectiva para combatir la sequedad.

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