La podología física utiliza agentes y técnicas de naturaleza física para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades. Se trata de una rama de la terapéutica que emplea agentes físicos, como la luz, el calor, el agua y la electricidad, así como agentes mecánicos, en el tratamiento de las patologías.
Mediante la práctica de esta disciplina buscamos mantener, mejorar, corregir o compensar las funciones articulares, musculares y del resto de tejidos del pie mientras mantiene su capacidad funcional dentro de parámetros de normalidad. Paralelamente se procura aliviar o eliminar cualquier tipo de dolor o discapacidad. La podología física intenta incidir en dos vertientes principalmente:
▪ Recuperar la fisiología del segmento afectado, tanto a nivel funcional como postural. Gracias a ello conocemos el alcance de cada lesión y así sabemos aplicar el tratamiento adecuado.
▪ Rehabilitar al discapacitado, solucionar el momento deficitario de un músculo o grupo muscular producido por enfermedad, deformación o traumatismo, devolviéndolo a su estado normal en el menor tiempo posible.
Para ello se utilizan medios físicos (hidroterapia, termoterapia, crioterapia o helioterapia), medios eléctricos (onda corta, microondas, infrarrojos, iontoterapia, utrasonidos, etc.) y medios manuales (cinesiterapia). El uso de terapias manuales (masajes, estiramientos, vendajes neuromusculares, vendajes funcionales, etc.) permite mejorar muchos de los problemas y dolencias de la extremidad inferior.